LA BOLA DEL MUNDO

He estado alguna que otra vez por África y te juro que no he visto a ningún africano en taparrabos, ¡que sí! de verdad, que van vestidos.

Mi amiga Laura estuvo en China hace algún verano de vacaciones y me dijo que allí no tienen la piel amarilla ¿cómo es posible?

Y mi amigo Lahbib me contaba que se asombró al llegar a España porque ninguna mujer iba vestida de flamenca. 

A lo largo de lo que llevamos del mes de octubre me he encontrado en tres ocasiones con imágenes y comentarios vergonzosos para mí, en primer lugar como persona y en segundo lugar como docente que soy. Pensaba que estas cosas ya habían quedado en el pasado y que habíamos evolucionado, pero por lo visto, aún queda en la retina de muchas personas y lo que es peor de much@s docentes (para nuestra desgracia). Me estoy refiriendo a la famosa BOLA DEL MUNDO RODEADA POR NIÑ@S DISFRAZAD@S, y digo disfrazad@s al contrario de lo que otr@s piensan. No son niñ@s representantes de sus países, puesto que a mi no me representa una peineta, ni a Khadija un velo tapando su rostro, ni a Mei Ling el color amarillo…

Será  la amistad y cariño que me unen a  personas que no son tan “blancas” como yo, ni que huelen como yo, ni que hablan como yo ni que rezan como yo… que hay veces que llego a ser realmente estúpida  al ver estas cosas. Me molesta mucho, y más si donde me lo encuentro es en una escuela, de la que depende en gran medida que esta ignorancia desaparezca. 

No entiendo por mucho que lo intento qué es lo que se intenta "enseñar-educar" , y ya no hablo sólo de los dibujitos de negros cogidos de la mano de blancos, me refiero también a cómo es posible que en el siglo en el que estamos realicemos comentarios a mi parecer fuera de lugar y época como por ejemplo: 

"Pintad el cuerpo de color carne" "Huelo a gitano" "Este bolso huele a negro" " La pobre con el pañuelo en la cabeza"...
Me voy a ahorrar mis pensamientos cada vez que escucho algo así.

REFLEXIONEMOS... Si desde la escuela, no somos capaces de cambiar el chip, la cosa no va a funcionar. Si queremos trabajar la interculturalidad, la paz, los derechos humanos, el amor por los demás, todas esas cosas que quedan muy bien a la hora de plasmar en una programación, pero no tenemos ni idea de lo que es, lo que significa y lo que implica…
 Tenemos como maestr@s-educador@s una responsabilidad “humanitaria”, somos ejemplo a seguir, y en ocasiones se nos olvida. De nosotr@s depende muchas cosas.

“El contagio de los prejuicios hace creer muchas veces en la dificultad de las cosas que no tienen nada de difíciles”.

 Pio Baroja