Si estás pensando viajar a Marruecos por primera vez, debes
saber algunas cosillas… y me vas a permitir que te recomiende algunas otras, ahí va...
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No
necesitas visado, eso para empezar, te sobra y te basta con el pasaporte
vigente mínimo 3 meses. ( l@s que nacimos al otro lado de la frontera, no
tenemos necesidad ni de saltar vallas, ni de conseguir visado…tenemos la “GRAN
suerte” de haber nacido en el “primer mundo”.ejem, ejem.)
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Por
mucho que te diga tu médico; no tienes que vacunarte absolutamente de nada, ni
de la peste, ni de la malaria, ni de la fiebre amarilla… que se vacune él/ella.
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No
cambies aquí el dinero. La moneda de Marruecos es el dirham, el cambio está
mejor allí que aquí y vas a encontrar bancos y lugares de cambio desde el
minuto 1. Un euro para que te hagas una
idea, es aproximadamente 10 dirhams. Cuando vuelvas ten en cuenta que no puede
salir dinero del país, no grandes cantidades.
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Cuando
llegues, tanto si lo haces vía aérea o marítima, deberás rellenar una cartulina
blanca (algunas compañías te la facilitan antes de finalizar el viaje) está en árabe, inglés y francés,
la tienes que entregar al policía junto a tu pasaporte. Asegúrate de tener
claro qué vas a poner en el apartado de dirección durante tu estancia. Si te vas
a mover y no vas a dormir siempre en el mismo lugar (Riad “Fez” si vas a Fez, Riad “Meknes” si es Meknes por
ejemplo, dirección: Av. Mohammed V, puede ser un comodín, la hay en todas las
grandes ciudades).
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Una
vez salgas del aeropuerto o del puerto, si no tienes nadie que te vaya a
recoger, deberás coger un taxi, tranvía o autobús (según la ciudad a la que
llegues) y empezar tu aventura. No te asustes si al taxi empieza a subir gente, lo
normal en Marruecos, es compartirlo con 6 personas mínimo. Suelen decir que el
precio es fijo desde el aeropuerto, pero dejará de serlo cuando empieces a
negociar; negocia, negocia y negocia.
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Lleva
siempre contigo o bien un rollo de papel higiénico o un paquete de pañuelos de
papel. No vas a encontrar papel en ningún aseo (si lo haces ya me dirás donde).
La mayoría de restaurantes, cafeterías… no tienen taza de wc, encontrarás la
típica letrina; un agujero en el suelo. Personalmente cómodo e infinitamente
más higiénico que la taza. Cuando hagas lo que tengas que hacer, mira a tu izquierda
y encontrarás un grifo y un cubito, botella de plástico cortada… llena sea lo
que sea de agua y tírala por el agujero. ¿Por qué el grifo está a la izquierda?
Pues muy sencillo, estás en un país musulmán, comen con la mano derecha y la
izquierda la utilizan para limpiarse después de hacer sus necesidades, no
pongas esa cara, es cierto lo que habías escuchado, ¿y qué?.Normalmente hay que dejar un dirham o dárselo a la señora que
cuida del baño.
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Si
eres mujer y utilizas tampones, mételos en tu maleta porque te puede resultar bastante difícil encontrar y más de tu marca habituales. Compresas es más fácil de encontrar.
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No
te apures si no te ponen cubiertos, come con las manos, nadie te va a mirar
mal… chúpatelos, ¡disfruta de los sabores!
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Bebe
agua embotellada siempre que puedas, si no estás acostumbrad@ vas a pasar más
tiempo abriendo el grifito que gozando del viaje.
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Prueba
todas las comidas típicas que puedas (la pizza y las patatas fritas ya las
comerás cuando regreses).
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Bebe
té con hierbabuena, en tu casa vas a querer hacerlo después, pero nunca te va a
saber tan rico como sabe allí.
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Siéntate
en una cafetería y observa.
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Si
quedas con marroquíes, no esperes su puntualidad. La prisa mata.
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Callejea
y piérdete por las calles, por la Medina… siempre habrá alguien dispuesto a
ayudarte a encontrar la salida. Da propinas, te las van a pedir.
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Hay
much@s (demasiad@s) niñ@s en la calle; pidiendo, limpiando zapatos, vendiendo
pañuelos de papel… no te apures. Mi opinión personal, si sientes la necesidad
de “ayudarles” no les des dinero. Lo de dar unos dirhams a l@s niñ@s de “la
calle”, es uno de los culpables del absentismo escolar en el país, de intentar
conseguir financiador@s para la supervivencia cuando van siendo adolescentes…
no contribuyas a ello.
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Nunca
rechaces una invitación culinaria (el resto de invitaciones haz lo que
quieras) sería de mala educación y
además, dejarías pasar una de las mejores experiencias de tu vida, no es lo
mismo comer en familia aquí, que hacerlo allí.
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Regatea
hasta el cansancio. Vamos a ver, no tiene que darte pena ni vergüenza, es
“obligatorio” a la par que una experiencia muy divertida. Empieza preguntando
el precio y después pide que te lo rebajen a la mitad, evidentemente no lo vas
a conseguir a la primera, y en eso consiste el regateo, en lograr el producto
que quieres al precio que tú quieres. Si ves que al señor vendedor no le
convence el precio que tu quieres pagar, dile gracias, y continúa tu camino, si
le interesa, te va a decir que vuelvas, y si no le interesa, te dejará marchar,
y podrás encontrarlo en cualquier otra tienda, ya que como te darás cuenta
cuando vayas, en casi todos los puestos, tiendas… venden lo mismo, a no ser que
busques algo muy concreto.
Continuará...
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