Hoy
l@s musulmanes han iniciado un mes especial, un mes Sagrado, el mes del Ramadán. Vivir
este mes en Marruecos, un país musulmán, es cuanto menos curioso…
A
modo de información… Es el noveno mes del calendario lunar Islámico, se
inicia cuando se ve la luna creciente y finaliza al contar 30 días, es uno de
los principales pilares del Islam. Durante el día (desde el amanecer hasta la
caída del sol) no deben comer ni beber, ni fumar ni mantener relaciones
sexuales, ni pensar en ello. Están exentos de cumplir con el ayuno l@s
enfermos, l@s viajer@s, niñ@s (algun@s hacen medio día, y los que lo hacen
completo te enseñan la lengua blanca, para que veas lo fuertes que han sido y
piden que enseñes la tuya para ver si tú también lo eres), también exentas
embarazadas y mujeres en periodo menstrual ( aunque deben devolver los
días que no pudieron realizarlo)
Pero
Ramadán no sólo es eso, en realidad, su finalidad, el objetivo , es
“ponerse en el
lugar del otr@”. Permite experimentar lo que a diario viven personas que pasan
sed, hambre, y sufren todo tipo de carencias. Es crear conciencia, es vivir la
caridad siendo solidarios, compasivos, es meditar, pensar, perdonar, rezar…
Días
antes, están muy atent@s a la televisión, y suelen acercarse a menudo a la
Mezquita, para que alguien “de los que saben” confirme el inicio del mes. –
Mañana, es mañana Incha2lah!! Y lo reciben con ganas, supone un esfuerzo
importante (doy fe), pero es motivo de alegría y de celebración, pues según
cuentan, durante ese mes, ocurrieron muchas cosas importantes para el Islam que
se van celebrando así van pasando los días.
Para
mí y quizá porque lo viví muy de cerca durante los últimos años, la noche más
bonita de todas las de este mes Sagrado, es la del 26- 27, le llaman “Laylat ul Qadr”, la “Gran noche”, “la Noche del Decreto”, dicen
que esa fue la noche en la que empezó todo, en la que le fue revelado el Corán
al Profeta Mohammed (Mahoma) a través del ángel Yibril (Gabriel). Dicen también
que en esa noche el cielo se abre, se clarea… y por eso se vive de manera
especial.
Donde yo estuve, cada noche, un poco antes del inicio del ayuno,
pasan jóvenes tocando los tambores para anunciar que deben comer
porque falta poco para no poder hacerlo, y en la “Noche del Decreto”, los más
pequeños del barrio acompañan a “los tamborileros” con una vela en la mano y
con coloridas djelabas, por todo el barrio, parando en cada esquina al escuchar
cánticos realizados por las mujeres que esperan este día con verdadera emoción.
Se me hace un nudo en la garganta al recordarlo (me recuerda a las fiestas de
mi barrio cuando a las 8 de la mañana l@s vecin@s nos despertamos al escuchar
el sonido de la banda de tambores y cornetas formada por l@s niñ@s del barrio).
El día a día en Ramadán es
duro, demasiado para una persona que no lo haga por Fe y más teniendo en cuenta
las altas temperaturas de las que se dispone (si es que cae en meses
estivales), los horarios se trastocan, comercios y cafeterías cerradas, bancos
con horarios especiales, calles desérticas, todo va más lento, sentimientos a
flor de piel, salidas de tono que en muchas ocasiones son producidas por la
falta de… agua…?
Por lo general y desde
mi experiencia, las “campeonas” de este mes ( exceptuando a los hombres que
durante el día salen a trabajar), son las mujeres, se levantan temprano para
aprovechar las horas más fresquitas del día y dejar la casa limpia, refrescar
las paredes, salir a trabajar… y también se encargadan de preparar la comida para el des-ayuno
(l-ftor) que suele romperse al escuchar el ansiado (“Allah wa Akbar”) con un
vaso de leche y unos dátiles, harira (una sopa muy proteica a base de
algunas legumbres, verduras… para aportar fuerzas después del esfuerzo),
chebakía para acompañarla, huevos, frutos secos, pan, msemen, frutas, zumos,
dulces … un festival de comida marroquí… todo compartido con los
familiares, amig@s, vecinos y personas menos afortunadas. No es de extrañar ver
entrar a casa a desconocid@s y compartir mesa ( con mucho gusto).
Una
vez des-ayunado, y después de ver cámera cachée, L couplé... la gente sale a la
calle a pasear, a las cafeterías, a jugar a fútbol, a tomar el fresquito,
empieza la “vida”, se vuelve a escuchar voces, risas, música… hasta que unos
minutos antes de empezar de nuevo el ayuno, se vuelven a reunir en casa para
degustar el suculento plato realizado por las trabajadoras mujeres, evitan el
pescado, pues éste pide agua…
Y
así durante 30 días…
En
la fiesta de culminación del Ramadán “Eid-al-Fitr” o la "Fiesta grande", se
desayuna de una manera muy especial, se hace una oración específica y durante
todo el día se intercambian felicitaciones, visitas a los domicilios de los
familiares, amig@s y vecin@s, se regalan juguetes a l@s niñ@s, se intenta
vestir con ropa nueva, las mujeres se ponen guapetonas (más aún si cabe), los
hombres suelen vestir con ropa tradicional, se escucha el Corán por allá donde
vayas, un verdadero festival que dura tres días. Algo así como la Navidad.
Por
mi parte, este año desde España, sólo me queda desear a tod@s l@s musulmanes,
un ¡Feliz Ramadán!
¡ Ramadán Kareem!
¡Ramadán Mubarak!
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