Sin quererlo y sin beberlo me encontré con un cuento cuyo título
me cautivó a primera vista: COSAS QUE ME GUSTAN DE MÍ, de SM y es que como norma
general, siempre o bueno, diré que casi siempre nos fijamos en las cosas que no
nos gustan de nosotr@s mism@s y mucho menos las del vecin@. Y pasa en los
adultos, y en los que no lo son tanto… En ocasiones, nos encontramos en la escuela
con alumnado inseguro, con miedo de hacer cosas nuevas, con la autoestima
bajita… y también encontramos el polo opuesto, niñ@s que se sienten tan segur@s
de sí mism@s que son capaces sin quererlo de hacer “daño” a algún compañer@ con
un comentario insignificante para ell@s, pero tan importante para otr@s. Y sumando que tanto a mayores como pequeños nos cuesta decir las cosas que nos gustan
de los demás y de nosotr@s, y pensando en un poco de todo, allá que fui…
Se me ocurrió trabajar el cuento cada día un poquito, en la
asamblea puesto que es el lugar donde solemos dialogar, discutir, resolver
problemas, contar cuentos…
En la primera sesión vimos el cuento, lo conté y lo
escucharon con mucha atención, el protagonista es un osito que va contando todo
lo que le maravilla de él tanto físico como de su personalidad. Una vez
acabado, nos tocaba a nosotr@s ser los protagonistas, les costó un poco por no
decir bastante expresar las cosas que les gustaban de ell@s.
Durante la segunda sesión hicimos un juego: escribimos en
una tira de papel nuestro nombre y la metimos en una caja, las mezclamos bien y
a modo de mano inocente cada un@ fue sacando un papelito, y consistía en decir
dos cosas que nos gustaban de la personita que nos había tocado. Escribí lo que
me iban diciendo y colocamos todos los papeles en una cartulina, así nunca se
nos olvidaría (esto fue idea de uno de ell@s), y a continuación dibujamos a ese
compañer@.
En la tercera sesión,
estábamos en círculo había que ponerse enfrente de alguien y decirle con los brazos
extendidos: ¡Manos arriba esto es un abrazo! A lo que el otr@ debía contestar: ¿Un
qué? Entonces se fundían en un abrazo gritando: ¡Un abrazo!
A los primeros les invadió la vergüenza, pero poco a poco se
fueron soltando.
Al ver que un gesto gratuito tan bonito como es el abrazar les
costaba, en la cuarta sesión, nos fuimos a la clase de psicomotricidad y allí
jugamos al juego de las estatuas, pero esta vez, en vez de quedarse quietos,
debían buscar a alguien para abrazar, nos lo pasamos genial, hubieron risas y
también llantos (es que hay veces que abrazamos demasiado fuerte).
Llegó la quinta sesión y esta fue un desastre, no porque lo
hicieran mal, sino porque nos hicimos un lío, literalmente. La dinámica es la
del ovillo de lana, tenían que pasar el ovillo al mismo tiempo que decían la
cualidad física que más gustaba de la persona que iba a recibir la lana. Entre que
tenían que coger con una mano un extremo de ovillo y tirarlo con la otra y
añadir la cualidad… ya os podéis imaginar, ahora bien, en este caso, la que no
podía parar de reír era yo.
La sexta sesión fue entrañable, no olvidaré la cara de
muchos de ell@s... LA COSA MÁS BONITA DEL MUNDO MUNDIAL, eso es lo que les
dije que había dentro de la caja, la cosa más especial que jamás podrían
imaginar, un gran tesoro, algo irrepetible (creando así una gran expectación). Cuando
de un@ en un@ fueron abriéndola y en el espejo que había en el interior veían
su cara reflejada… sobran las explicaciones.
Y por último, una vez trabajado la autoestima, nos habíamos dicho
las cosas bonitas, tocaba decir las cosas que nos molestaba que nos hicieran
los demás, y como hablando se entiende la gente, en esa asamblea entendimos
muchas cosas…
- No me gusta que “X” hay veces que no quiere jugar conmigo
- Es que hay veces que quiero estar sola y pensar…
Y ahí seguimos…pensando, dialogando, conversando, discutiendo, abrazando... y nos encanta.
Me encanta! Con tu permiso copio la idea para nuestra clase.gracias
ResponderEliminarClaro que sí Laura! Para eso está! Un saludo!!!
EliminarManos arriba! Te mando un abrazo! Insha allah pueda aplicar esta dnamica con Ubaid y Aisha! Precisa!
ResponderEliminarsakina