Y yo que
pensaba que la culpa de eso de ”COMER ES UN PLACER”, era del cocinero o la
cocinera, y que dependiendo del estómago de cada un@, la frase tendría más o
menos sentido…
Pues
resulta que no, que la culpa de que a mí me encante comer (y a ti) y que incluso
en ocasiones sienta placer al comer según qué alimentos, la tiene una
explicación química, es decir, todo el control lo tiene nuestro cerebro y no el
estómago, vaya por Dios…
Cuando
comemos, segregamos una hormona que se llama DOPAMINA, que está asociada con el
sistema del placer del cerebro y hace que no nos podamos controlar.
Lo que me
hace pensar que cuando tenemos una cita, de esas en las que te invitan a cenar,
esta hormona debe trabajar más de la cuenta, puesto que tienes una persona
cerca que te atrae, y un menú que también. Entre el placer de la compañía y el
placer de la comida…¡¡¡no veas!!! Ahora empiezo a entender, porqué algunas
citas terminan de la mejor manera.
Yo no
quería escribir hoy sobre el placer sexual, ni sobre el amor… (Ya lo
haré otro día) quería escribir sobre el mejor acompañamiento a cualquier
comida; EL PAN DE MI MADRE.
Ni el de la
panadería del barrio, ni el del gran supermercado, ni el pan de pueblo…el mejor
pan sin lugar a dudas, es el PAN DE MI
MADRE. Como tod@ cociner@, lo hace “a ojo”, y le sale ¡¡¡ tan rico!!!
“yo le
pongo medio kilo de harina, un poco de sal, 25 gr. de levadura, agua (a ojo,
sobre un vaso de agua), y un buen chorro de aceite de oliva. Primero se pone la
harina en un colador para tamizarla, se hace un agujero en el centro y se le
pone la sal y la levadura previamente deshecha con un pelín de agua, se le
añade el agua y se amasa con ganas, con fuerza, con arte… Cuando la masa está
compacta, se le echa el aceite y se vuelve a amasar. La masa estará buena cuando notes
que está suelta, que no se pega en los dedos. Entonces se le hace una cruz y se
tapa con una bolsa de plástico, sin tocar la masa, y se deja reposar media hora
aproximadamente en un lugar cerrado, o en una zona que no tenga corriente de
aire. Cuando la masa haya subido, se divide en dos partes y casi sin moverla se hace
dos panes, redondo o alargado, según te apetezca. Se coloca en la bandeja de
horno salpicada de harina, se hace unos cortes al pan, y se vuelve a tapar con
la bolsa de plástico ¡sin rozar la masa!, durante media hora más. Pasado este
tiempo se mete al horno a 200 grados unos 20 minutos.Y...lo que viene después no hace falta decirlo."
¡Menuda pinta! |
Y si acompañas
el PAN DE MI MADRE con un buen aceite…no hay nada mejor que el PAN DE MI MADRE “migaíto“con
aceite.
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